El viento trae hasta mí los ecos de primitivas plegarias en una lengua ininteligible. Los antiguos dioses han vivido aquí durante cinco mil años.
A Pena da Moura, con sus petroglifos milenarios (podeis ver uno de ellos en la sexta imagen), se levanta imponente en medio de la fraga. Hace unos meses le puse ese nombre a la mole pétrea del bosque de O Souto, cuando la ví por primera vez y su imagen se quedó grabada para siempre en mi memoria. Aquellos peñascos me parecieron hermosos, mágicos… Y lo siguen siendo.
El nombre significa «Peña de la moura”, y «moura» es un ser mitológico gallego equivalente a un hada o dama encantada que vive en lugares como castros, dólmenes o peñascos considerados mágicos, y por eso me gusta llamarle así.
Muchos lugares en mi tierra llevan ese nombre, pero eso no los hace menos especiales.
Desconozco si se utilizó como altar rupestre, como en el caso del Santuario Rupestre de Pena Furada de Coirós, pero lo cierto es que el lugar es perfecto para ello.
Este pasado fin de semana visité de nuevo O Souto con la idea de fotografiarlo y grabar un vídeo, un pequeño proyecto visual que imaginé hace meses. A pesar de los pocos recursos de los que dispongo tengo dos colaboradores, Paula y Manuel, así que quiero ser positiva y pensar que con su ayuda podré finalizarlo un día no muy lejano.
Fue una tarde casi otoñal, con olor a verde y a tierra húmeda, ¡y las ardillas vigilando desde lo alto!
Sentir O Souto con cada latido actuó como una medicina para el alma: la brisa fresca del cercano otoño en mi rostro, el rumor de los árboles, el canto de los pájaros y la roca áspera pero amable bajo mis pies descalzos.
Los bosques curan…
¡Qué tarde perfecta de trabajo y diversión! De ella podéis ver las tres primeras imágenes. Las tres siguientes son de mi primera visita a este paraíso compostelano, y las últimas pertenecen a la contigua zona de Roxos, con su precioso río de pozas y cascadas.
El mundo no existe fuera del bosque de O Souto cuando nos adentramos en él. Ni siquiera el rumor de la cercana autovía es capaz de quebrantar la quietud de este lugar… ni su magia.
Quiero pensar que esta vez vencerá la lógica. Quiero pensar que los petroglifos de O Souto y todo el bosque seguirán existiendo muchas generaciones más.
Parte de O Souto, perteneciente al ayuntamiento de Santiago de Compostela y Ames, corre el peligro de desaparecer por la construcción de la nueva EDAR, una depuradora muy necesaria para el contaminado río Sar, pero perfectamente viable “sobre” la actual en A Silvouta, donde tendría un impacto ambiental y un coste muchísimo menor.
Diversos intereses ponen en riesgo el lugar, riqueza ecológica y patrimonial de Galicia; un tesoro que debemos conservar, una fraga galaica de robles centenarios, donde existen varios petroglifos, viejos canales de agua, caminos y puentes milenarios y un oloroso bosque de laurisilva.
Estoy deseando volver para sentirlo y fotografiarlo con su “traje” de otoño…
Gracias por leerme. Disfrutad mucho del último día de verano en el hemisferio norte. ¡Feliz equinoccio! ♥
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© Estefanía Domínguez Cagigao
Agradecimientos:
A Paula Gómez del Valle y Manuel López, por su gran ayuda para la realización de las dos primeras instantáneas.