Abrí los ojos y vi la inmensidad de las montañas. Una brisa suave y gélida me acariciaba el rostro, mientras cientos de copos caían lentamente a mi alrededor, como pétalos blancos volando en un día de primavera.
Durante meses los vientos del norte detuvieron el tiempo en las tierras de Os Ancares y cubrieron los bosques, caminos y montañas con un manto de nieve espeso, blanco y helador, hasta la llegada del equinoccio.
Dulce y hermosa es la fría nieve en las cumbres de Os Ancares,
mas dolorosa y mortífera es la caricia de su viento helado.
No te adentres, caminante, en los senderos de escarcha
al caer la tarde sobre los bosques de O Cebreiro.
Durante el Reino de Hielo de Cailleach Béirre
quédate a resguardo junto al cálido fuego,
y a salvo, hasta el alba.
Estas fotografías las hice en los alrededores de O Cebreiro, en Os Ancares, a 1.330 metros de altitud y con -4 °C de temperatura, durante una de las últimas olas de frío polar que azotaron el noroeste peninsular el invierno pasado. Mi intención era publicarlas entonces pero, por diversas causas, me fue imposible. Desde enero no pude realizar publicación alguna. A veces el día a día se pone cuesta arriba y es complicado mantener actualizadas las redes sociales y el blog al mismo tiempo. A veces quieres escribir, pero no encuentras las palabras adecuadas.
Pero hace unos días, mientras trabajaba en una nueva ilustración, me vino a la mente ese lugar hermoso a donde el corazón me lleva cada invierno y el sendero mágico que recorrí junto a la cálida y protectora luz de un farolillo. En aquel lugar, y mientras hacía estas fotografías, imaginé una historia, un libro ilustrado que me gustaría ver publicado algún día.
Y esta primavera por fin pude ponerme a trabajar en la idea que tuve aquella preciosa tarde invernal.
Dibujar los días cálidos y luminosos es muy agradable. La luz se filtra por la ventana suavemente tamizada, perfecta. Un recuerdo, una fragancia, la melodía lejana de aquella canción que tarareaba al caminar por la nieve con el vestido largo de terciopelo, el canto tímido de un pájaro en la lejanía, el viento en los árboles… son detalles que permiten a la inspiración fluir libremente. Así sucedió con este dibujo.
Para hacerlo utilicé papel en tonos tierra (Toned Tan) de 118 gr/m2 y grano medio de la marca Strathmore (maravilloso para lápiz y tintas), rotulador Pigma Micron 005 de Sakura, pincel de pelo sintético Van Gogh 5/0 de la serie 191, acuarela líquida blanca Ecoline de Royal Talens y un rotulador, también blanco, Gelly Roll 08 de Sakura.
Y ahora, mientras la nueva damita espera el último toque de pincel en la mesa del estudio, estoy rediseñando la imagen de portada del blog y trasladando parte del contenido de mi página web (que he cerrado temporalmente) a la nueva sección Portafolio, donde se podrá ver una muestra de mi trabajo artístico. Los nuevos cambios estarán listos en unos días y espero que os gusten.
Viva la naturaleza, el arte y la cultura, que nos enriquecen y nos hacen tan felices. Una vez más, gracias por leerme. Mis mejores deseos para tod@s ♡
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© Estefanía Domínguez Cagigao
Agradecimientos:
A Paula Gómez del Valle y Manuel López por la ayuda en la realización de mis retratos en la nieve.